martes, 4 de enero de 2011

Meditación y Oración


Algo que me ha hecho ser un poco más fuerte o por al menos sentirme algo aliviada es refugiarme en la oración y la meditación. Estas prácticas me han llevado a calmar mi espiritu y canalizar mis energias un poco más positivamente. Durante el proceso de oración he pedido simplemente lo mejor para mi, ahora estoy convencida que Dios Padre, Jesús, los Ángeles y todos aquellos santos a los que nos encomendamos quienes somos creyentes no conceden caprichos, tan solo dan lo que uno mismo merece de acuerdo a nuestras acciones.

Y la meditación es una práctica que nos lleva a conectar nuestro yo interno con el universo, la mente por si sola es todo poderosa y posee fuerzas innimaginables, nos hace transmutar nuestros sentimientos negativos en positivos y canaliza nuestra energia positiva para atraer a nuestra vida cosas mejores. Todo esto requiere práctica y mucha concentración, al paso del tiempo se comienzan a ver resultados favorables como los que ya he mencionado.

Existe un grupo de Co-dependientes donde obtuve estás dos prácticas de meditación, las cuales son muy recomendables ya hay gente que ha obtenido muy buenos resultados.... para mi lo importante es tranquilizar el espiritu, aclarar la mente y respetar nuestro cuerpo.


Meditación específica para relaciones amorosas Co-dependientes:

"Me gustaría que me amaras, pareces ser la persona con quien quisiera compartir mi ser y a quien quisiera dar todo mi ser. Si eres esa persona, sé que vendrás a mí en libertad, por tu propia voluntad. Aún cuando sé que al forzarte podría tener una influencia sobre ti, no quiero seguir este camino, confío en que el universo me dará lo que es justo. Si no deseas esto libremente puedo dejarte ir desde lo más profundo y esperar con fe a que venga la persona que quiera apreciar y desear libremente lo que yo quiero dar".

Secuencia para el “Dejar ir”:

1. Reconocer el conflicto donde hay una lucha entre recurrir a la desesperanza, al forzar, al aferrarse o al aplicar presión desde fuera.

2. Reconocer que este conflicto existe porque estamos funcionando desde la premisa de una pobreza imaginaria, convencidos de que no tendremos lo que necesitamos si abandonamos el forzar, presionar o aferrarnos.

3. Comprometerse a trabajar las razones reales de nuestra insatisfacción. Esto se debe hacer en un espíritu de honestidad, perseverancia, paciencia y humildad. La humildad no significa dejar de culpar al universo por nuestra pobreza interna, sino investigar nuestras propias distorsiones que son las responsables de este clima interno de pobreza.

4. Meditación: "Si los demás quieren lo que yo puedo ofrecer, se los daré gozosamente. Si no lo desean, los dejaré ir. Si esto es doloroso aceptaré el dolor y exploraré qué es su origen.

Confío en la naturaleza benéfica de la vida para darme lo que necesito, aunque en este momento tal vez todavía no soy capaz de experimentarlo”.



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